De ingeniero a jesuita. Primera clave: liderazgo

Introducción

Hace unos nueve años que dejé mi trabajo como ingeniero e inicié una nueva vida como jesuita. Al igual que entonces, recientemente algunas personas se han interesado por este recorrido, especialmente a raíz de una breve reseña que escribí al participar en un taller para jóvenes que trataba de ayudar a integrar la vida cristiana y la vocación profesional de la ingeniería.

Algunos me han preguntado por qué ese cambio tan radical, qué tiene que ver una cosa con la otra, o incluso si son compatibles. Por ello, he pensado en empezar a escribir poco a poco algunas claves de este recorrido, y sobre lo que pueden tener en común ser jesuita e ingeniero.

Una búsqueda

Cuando estaba acabando mis estudios de ingeniero de telecomunicaciones, allá en el 2010, no tenía muy claro qué quería hacer. Por mi mente habían pasado todo tipo de ideas: hacer un doctorado, entrar en una consultora, iniciar una start-up con amigos, programar videojuegos … y ya entonces me rondaba la idea de también la vocación.

Por eso me llamó mucho la atención cuando encontré en una tienda el libro de “El liderazgo al estilo de los jesuitas” de Chris Lowney. Este autor pasó varios años formándose como jesuita, aunque finalmente cerró esa etapa y entró a trabajar en consultoría (un sector al que muchos ingenieros dedican parte o toda su carrera). El libro trataba de explicar, con el lenguaje de las organizaciones modernas, las mejores prácticas de la Compañía de Jesús (los jesuitas), una orden religiosa con más de 450 años de historia, extendida hoy por gran parte del mundo. Lowney pone especial atención a cómo el “estilo de los jesuitas” permitió a un grupo muy reducido de compañeros procedentes de la Europa del siglo XVI aceptar misiones en los contextos más alejados y complejos, desde Asia hasta América, e inspirar a otros para unirse a su labor.

La Compañía de Jesus, cuya misión (en su formulación actual) es la promoción de la fe y la justicia, está formada hoy por más de 15.000 jesuitas. Ha habido jesuitas con los perfiles más variados: científicos, humanistas, artistas, misioneros, etc. Actualmente desarrollan su actividad en ámbitos diversos como universidades, colegios, parroquias u ONG’s.

Ese “estilo” particular de los jesuitas tiene mucho que ver con la vida y experiencia de nuestro fundador, San Ignacio de Loyola. Es un estilo capaz de mantenerse fiel a una misión adaptándose al mismo tiempo a distintos “lugares, tiempos y personas”, lo que permite aglutinar caracteres y actividades tan distintas. Es un estilo que se orienta a ofrecer lo mejor de cada uno, pero al mismo tiempo es capaz de acoger las contrariedades y el fracaso. Precisamente, este año 2021 hemos conmemorado el 500º aniversario de una herida en batalla que trunca la carrera militar del joven Ignacio, pero abre la puerta a su experiencia de Dios. La historia vital de Ignacio es clave para entender su forma de liderar.

La ingeniería

¿Qué tiene esto que ver con la ingeniería? Pongámoslo así: un aspecto imprescindible de la ingeniería es la aplicación. Cuando hacemos ingeniería, acudimos a la ciencia para obtener un modelo de la realidad, interpretamos la realidad para encajarla en ese modelo, obtenemos una solución dentro del modelo, y luego tratamos de llevarla de nuevo a la realidad. Es importante notar que siempre existe ese camino de ida y vuelta entre el modelo y la realidad, y que cuando modelamos renunciamos a una parte de la realidad.

Muchas veces la formación del ingeniero insiste especialmente en los conocimientos matemáticos, científicos y técnicos que se requieren para resolver los problemas en la teoría. Pero este camino “de vuelta” a la realidad trae también sus propias complejidades: requiere manejar imprevistos, incertidumbres, riesgos, ser fieles a unos valores. Aunque existen técnicas para modelar el riesgo y la incertidumbre, y hacer cálculos hasta cierto punto, por su propia naturaleza siempre hay en ellos algo que se resiste a nuestro control.

Junto a los elementos anteriores, el factor humano es fundamental. Varios ingenieros con los que he hablado han coincidido en que, aunque en los primeros años de trabajo la parte técnica está en primer plano, a lo largo del tiempo lo fundamental es saber trabajar con personas. Y aquí encontramos que la formación científica y técnica no nos aporta tanto. Se trata un ámbito de la realidad que es clave para la ingeniería, pero que se escapa a esa mirada del enfoque clásico.

La ingeniería, como otras muchas actividades, se lleva a cabo en el contexto de organizaciones modernas, que conjugan todos los factores humanos y materiales que acabamos de comentar. En este contexto, se habla recurrentemente en los últimos años de la necesidad de liderazgo. Es en este ámbito donde creo que los jesuitas pueden ofrecer una contribución propia.

Liderazgo ignaciano

Al comienzo de este artículo recordaba la propuesta de liderazgo de Chris Lowney inspirada en los jesuitas. Aunque su aportación es interesante, tiene ya algunos años, y en ese tiempo han surgido también otros enfoques. Mientras que Lowney mostraba su admiración por los jesuitas del siglo XVI y su liderazgo “heroico”, actualmente existen otras miradas al liderazgo que ponen un mayor acento en la colaboración.

Por ejemplo, el jesuita Jose María Guibert, doctor ingeniero industrial y rector de la Universidad de Deusto, ha escrito “El liderazgo ignaciano”, entre otras publicaciones de temática similar. El carácter o carisma ignaciano es el que da unidad a perfiles tan distintos como científicos, artistas o misioneros dentro de la Compañía, y que no se limita a una orden de religiosos, sino que ofrece un lenguaje común que ha inspirado también a miles de colaboradores laicos en todo el mundo.

De acuerdo con este autor, el liderazgo ignaciano es el “ejercicio de recuperación de las intuiciones de la vida y la práctica de San Ignacio de Loyola (Azpeitia 1941 – Roma 1556) y su aplicación a la probelmatica actual del liderazgo, al reto de acompañar personas hacia el logro de una misión determinada”. Aunque gran parte de las instituciones de los jesuitas se dedican a la labor educativa, Guibert dedica un capítulo a la posible aplicación del liderazgo ignaciano al mundo de la empresa, donde se desarrolla el trabajo de ingeniería en muchos casos.

Para terminar, ofrezco una síntesis personal muy breve de las características de liderazgo ignaciano. No pretende ser completa, sino más bien una invitación a conocer más a fondo las propuestas de los autores mencionados:

  • El liderazgo de Ignacio no es auto-referencial. Ignacio puede ser líder porque él a su vez es seguidor de Jesucristo, con quien tiene también una experiencia de amistad mediante la fe.

  • Es un liderazgo para el servicio. Ignacio, como Jesús, ejerce su liderazgo sirviendo a otros.

  • Es un liderazgo orientado al bien común.

  • Autoconocimiento. Ni somos infalibles, ni todos lideramos de la misma manera. El líder conoce sus fortalezas y debilidades, y las pone todas al servicio.

  • Es un liderazgo al servicio de la misión, pero que conjuga siempre el cuidado de las personas.

Lecturas recomendadas

Guibert, José María. El liderazgo ignaciano. Sal Terrae, 2017.

Guibert, José María. Liderazgo basado en la amistad. Sal Terrae, 2021.

Lowney, Chris. El liderazgo al estilo de los jesuitas. Sal Terrae, 2014.

Sobre Ignacio de Loyola

Rodríguez Olaizola, José María. Ignacio de Loyola, nunca solo. Sal Terrae, 2014.

Tellechea Idígoras, José Ignacio. Ignacio de Loyola, solo y a pie. Ediciones Sígueme, 1992.

Los jesuitas en España

https://serjesuita.es/

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Written by andrescg2sj in reflexión on sáb 18 diciembre 2021. Tags: ingeniería, jesuitas,

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